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das Mystische 2.1

Del Mundo y del Todo

Del Mundo y del Todo Llegado el caso, uno recurre al Diccionario de Lógica y Filosofía de la Ciencia (Mosterín y Torretti) en busca de alguna aclaración o información complementaria. Para esto el Diccionario es de mucha utilidad, qué duda cabe; pero también, llegado el caso, el Diccionario nos muestra que nuestra curiosidad tiene determinados límites, límites marcados y precisos, y que hay ciertas cuestiones que, nos guste o no nos guste, quedan aún demasiado lejos. Sin necesidad de buscar ejemplos más concretos (es decir, al azar o al libre albedrío de los signos) uno puede encontrarse con descripciones como ésta:

"Sea V un ESPACIO VECTORIAL real o complejo. Una norma sobre V es una función p:V à R con las propiedades siguientes: para todo escalar a y cualesquiera vectores u y v."

Quizá por ello, cuando Wittgenstein abordó su famosa Conferencia de Ética, quiso dejar las cosas claras desde un principio. Ante la oportunidad de dirigirse a un auditorio (pensó Ludwig) no iba a desaprovechar la oportunidad ofreciendo una conferencia sobre lógica, por ejemplo; esto sería perder el tiempo, ya que explicar una materia científica requeriría un curso de conferencias y no una conferencia de una hora. Además, Wittgenstein tenía siempre mucha prisa y otra alternativa hubiera sido lo que se denomina una conferencia de divulgación científica, esto es, una conferencia que pretendiera hacer creer al auditorio que entiende algo que realmente no entiende y satisfacer así lo que Wittgenstein consideraba uno de los más bajos deseos de la gente moderna: la curiosidad superficial acerca de los últimos descubrimientos de la ciencia. ¡Terrible Wittgenstein!

En 1987 Stephen Hawking publicó su Breve historia del tiempo. Adquirido por uno de cada 750 habitantes del planeta, la breve historia del tiempo concluía con estas sugestivas líneas:

"…si descubrimos una teoría completa, con el tiempo deberá resultar comprensible, a grandes rasgos, por todos… sería el triunfo último de la razón humana, pues entonces comprenderíamos la mente de Dios."

¿Cómo no interesarse, a pesar de Wittgenstein, por los últimos descubrimientos de la ciencia si ésta nos ofrece comprender la mente del mismísimo Dios?

No obstante, la Teoría Unificada del Todo (que explicaría –entre otras cosas- el inicio y podría predecir el fin de nuestro mundo) se nos presenta (como otras explicaciones o descripciones de "mundos") como un grupo de teorías o categorías que intentarían hacer manejable un problema no del todo resuelto. Por un lado, tendríamos la fuerza gravitatoria, la cual es portada –como explica Hawking- por una partícula llamada gravitón. En la segunda categoría, encontramos la fuerza electromagnética, la cual es portada por una partícula llamada fotón. Y, por último, tendríamos la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil, con lo que estaríamos más bien ante una serie de teorías superpuestas o ante un mapa cartográfico de diversas posibilidades. La ciencia no adoptaría, pues, una posición diferenciada de la adoptada por otras formas o estilos de hacer "mundos".

Nelson Goodman (siguiendo la senda de los símbolos de Ernst Cassirer) lo explicaría a la perfección en Maneras de hacer mundos:

"Cabe concebir un único mundo como si fueran muchos, o podemos comprender los muchos mundos como si fueran sólo uno y, en esos casos, serán uno o muchos según sea la manera como los concibamos."

O bien:

"Podríamos, a determinados efectos, definir una relación que clasificara en grupos las diversas versiones del mundo de tal forma que cada una de esas agrupaciones constituyera un mundo y que cada uno de sus miembros fuera una versión de ese mundo, pero, a otros muchos efectos, puede considerarse que nuestros mundos son precisamente todas las descripciones, las representaciones y las percepciones correctas del mundo, así como las maneras-en-que-el-mundo-es, o simplemente las versiones en las que nos aparece."

Es decir, la tendencia totalizadora de la ciencia estaría sin duda condenada al fracaso, porque siempre estaríamos hablando de un mundo que abarcaría multiplicidad de aspectos y contrastes, o de muchos mundos que, unidos en colección, formarían una unidad. Es posible, además, que Hawking sea ya consciente de ello:

"Mucha gente –declaró recientemente en su sede de la Universidad de Cambridge-, y yo incluido, creíamos que pronto descubriríamos la teoría definitiva que nos permitiría predecir cualquier cosa del universo… Pero es posible que nunca lleguemos al final de nuestra búsqueda."

Lo que no significaría que las versiones del mundo ofrecidas por la ciencia fueran ilusorias, erróneas o dudosas, sino más bien que –como afirma Goodman- estamos muy lejos de poder obtener respuestas definitivas. La "gente moderna", o la gente simplemente, seguirá interesada en cuestiones relacionadas con la vida, con el arte o con la ciencia; pero el mapa cartográfico del mundo seguirá inabarcable y la versión de Van Gogh será siempre diferente a la de Canaletto. Las teorías del "todo", por tanto, se nos presentarán como teorías de pequeños "todos" y la mente de Dios, a pesar de la vida, del arte y de la ciencia, fragmentada en infinitas sumas e infinitas divisiones, deberá seguir esperando.

4 comentarios

itn -

Otis: hedonista!!!
(retro-cosmo-hedonista, pero hedonista en cualquier caso)

Otis B. Driftwood -

La respuesta es 42.

(a lo del universo, digo. de lo de los lunares no tengo ni idea ;-)

itn -

Descubriremos la teoría definitiva que nos permitirá predecir cualquier cosa del universo, pero no terminaremos de saber cuantos lunares tenemos en la espalda.

Otis B. Driftwood -

La cuestión es si interesa realmente encontrar esa teoría definitiva. Igualarse con Dios, entendido éste como la condición de omnisciencia, o mejor dicho, de la comprensión total, posiblemente supondría la extinción, por falta de gasolina, no de la raza sino de la mente humana. El motor del mundo es el ansia de conocer. Cada cosa que se descubre no es más que un área de servicio para repostar. Y es al salir de ella cuando comprobamos que hay una bifurcación y hemos de volver a elegir un camino.